macro
Del 16.11.18 al 17.03.19
72º Salón Nacional de Rosario
Treinta y cinco obras seleccionadas por un reconocido jurado integran esta muestra cuyo objetivo es hacer visible los circuitos y procesos de producción contemporáneos.
Se presenta una nueva edición del Salón Nacional de Rosario que tendrá lugar por tercera vez en su historia en el Macro, Museo de arte contemporáneo de Rosario.
El certamen se formula como una plataforma expositiva cuyo objetivo es hacer visible los circuitos y procesos de producción, buscando visibilizar las múltiples complejidades y derivaciones que subyacen a las prácticas artísticas contemporáneas. Una instancia de apoyo y promoción de artistas que se encuentran en pleno desarrollo de sus obras pero también de reconocimiento para autores de todas las generaciones.
Desde 2016, su primera realización en la sede contemporánea, el Salón ha ido atendiendo demandas de diversa índole, innovando sus modalidades de inscripción y selección para lograr que la participación alcance efectivamente a cada rincón del país. También, se han ensayado procesos de seguimiento de obras y artistas, discusión y debate sobre las postulaciones para lograr que las obras premiadas incrementen el valor de la colección.
Innovaciones de esta edición
Premio del público
Obras en exposición seleccionadas por el Jurado
Obras en exposición Gabinete
Texto curatorial Gabinete por Adriana Armando
Innovaciones
La edición 2018 se renueva a través de una serie de propuestas. La primera de ellas se trata de la incorporación de un espacio concebido como un modo de abordar problemáticas y debates actuales, sensible a los cambios y transformaciones de la sociedad contemporánea, denominado Gabinete. Estará curado por especialistas invitados que trabajarán una propuesta específica como instancia de investigación y experimentación, abierto a modificaciones y variantes en futuras ediciones.
La presentación de esta zona experimental posibilitó el surgimiento del Premio Colección (adquisición), otorgado por el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, que será elegido del conjunto de obras que conforman el Gabinete. Esta modalidad, abierta y en diálogo con diversos actores del campo cultural, posibilitará que los climas y tensiones que hoy atraviesan nuestra esfera social puedan infiltrarse en el museo.
Se dará a conocer Archivo-Salón. Un ámbito de exploración que, pensando en su genealogía y en su historia, incorpora documentación, registros y archivos que permitan realizar un recorrido por los salones como un modo de potenciar la accesibilidad a esta memoria.
Además se editará una publicación en la que se encontrarán textos elaborados por los miembros del jurado acerca de la selección y la premiación, e información adicional sobre el certamen.
Premio del público Fundación Medifé. Esta instancia de participación pública en el Salón es una manera de multiplicar las devoluciones críticas y apreciaciones del público con el objetivo de afianzar la relación con la comunidad que sustenta al museo. Los visitantes del Salón podrán votar su obra favorita a partir del 16 de noviembre hasta el 28 de febrero en la planta baja del Macro. El premio a la obra ganadora se entregará el jueves 7 de marzo.
Obras en exposición
Jurado de selección: Lara Marmor, Carina Cagnolo y Nicolás Cuello
Sin título de Rodrigo Alcon Quintanilha
Uróboro de Daiana Ares
Sin título de Paola Buontempo
Algunas formas del miedo de Melisa Romina Casella
Sin título de Bruno Dubner
Felices 27 vidas con sus respectivas muertes de Clara Esborraz
Moria Casán 1973 de Luisa Escarria
El golpe de los tubos de Martín Farnholc Halley
Nada queda de Alfredo Frías
Techo salón presidencial. De la serie Próceras de Tamara Goldenberg
Cada detalle del mundo es una figura de autoridad de Juan Gugger
Dios ano de Mauro Guzmán
Spinner scanner de Nina Kovensky
Polarizado de Inés Marcó
Lo viviente de María Paula Massarutti
Levitación de Nicolás Mastracchio
Dibujos involuntarios de Julia Masvernat
Todas las ideas con las que me he acostado 2013 - ¿? de Manuel Molina
Sillones verdes y lágrimas de Fátima Pecci Carou
Nube de tierra de Sol Pipkin
Cenizas y lágrimas de Malena Pizani
Las pruebas de vidrio de Ornella Pocetti
Sin título (solarizada) de Déborah Pruden
Orgullo marica de Fabio Risso Pino
Marnie de Martín Sichetti
Encuentro #1 de Mariana Sissia
Lugar donde vivir de Patricia Spessot
354 cm Luz / Macro de Luis Terán
Señales de humo para otros mundos de Patricia Viel
Súper tsukimi de Mariela Vita
¿Estás en la lista? de Ivana Vollaro
Algo que siempre se escapa de Guido Yannitto
Extrañas intuiciones (Bio-Techno-Manifest) de Cotelito
Travestido en Carmen Miranda + Los niños no toman café de Juan Der Hairabedian
Color Picker de Karina Peisajovich.
Gabinete (piso 7)
Poco importa si es de noche…
Curadora: Adriana Armando
Obras en exposición
Copa rota y Olla popular de Carla Colombo
La noche es nuestra de Pauline Fondevila
Correr en círculos y Atrás, adelante, arriba, abajo de Mimi Laquidara
Sin título de Noëlle Lieber,
Paseo de Verónica Orta
Temporada baja de Paulina Scheitlin
Paisaje. Acumular tiempo de Patricia Spessot
Memorias del invierno III de Alejandra Tavolini
Cuadernos y tapiz de la serie Si tuviste la suerte de vivir en Rosario de joven Rosario te acompañará vayas a donde vayas por el resto de tu vida porque Rosario es una fiesta que no termina nunca de Ángeles Ascúa.
Estos son los artistas galardonados que el martes 4 de diciembre de 2018 recibieron los siguientes premios:
Premio Salón Nacional de Rosario
Municipalidad de Rosario $180.000
María Paula Massarutti por su obra Lo viviente
Premio Colección*
Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe $90.000
Ángeles Ascúa por Cuadernos y tapiz
Dos Premios Estímulo
Otorgados por la Fundación Castagnino de $40.000 cada uno
Mariela Vita por su obra Súper tsukimi
Ornella Pocetti por Las pruebas de vidrio
Dos Premios Estímulo
Otorgados por FUNDAR $40.000 cada uno
Alfredo Frías por su obra Nada queda
Inés Marcó por Polarizado.
* El Premio Colección (adquisición) fue elegido del conjunto de obras que integran la nueva sección denominada Gabinete.
Texto curatorial Gabinete por Adriana Armando
poco importa si es de noche…
Bajo este título se reúne a nueve artistas mujeres que viven y trabajan en Rosario o que tienen una parte de su biografía intensamente asociada a la ciudad; creadoras cuyas obras podemos ver en galerías y museos, escuelas y talleres, así como en otros espacios y circuitos. Ellas son parte de un nutrido conjunto que transita la ancha vereda del arte contemporáneo con sus insoslayables modulaciones y dificultades. Integran un gabinete: una modalidad nueva y con premiación ─instituida por las autoridades del 72 Salón Nacional de Rosario─ dedicado este año a artistas mujeres. Una de las acepciones de la palabra gabinete, la de aposento íntimo o habitación para recibir visitas, sumada al recuerdo de ciertas obras bañadas de luces lunares y climas expectantes, constituyeron la primera sugestión para que un ambiente de nocturnidad sobrevolara la exposición. Sin embargo ciertos puntos de partida se vieron alterados y surgieron otros, contiguos o apartados; de todos modos conservé el muy inicial poco importa si es de noche… para insinuar momentos o situaciones inquietantes, de agitaciones poéticas y plenitudes creativas, de notas de humor y extrañamiento, de latencias dramáticas y contrastes, que de algún modo surcan las obras congregadas.
La obra de Pauline Fondevila fluye al unísono por imágenes, escritos y sonoridades; a los dibujos, pinturas y palabras que surgen en la intimidad de una página de cuaderno los puede expandir como la hiedra sobre el muro y derramar a veces con una expresividad dramática. La noche es nuestra, serie de dibujos pensados y dispuestos en otra ocasión como hojas de un libro abierto, configura, según la autora, “una colección de retratos de fumadoras y a su vez una especie de enciclopedia de arte abstracto”; ahora el convite se amplió y un nutrido elenco de artistas mujeres de aquí y de más allá se apoderan de la pared, impresos mediante, empapelándola. Un montaje efímero para una extraña enciclopedia de citas e invenciones. En cualquier caso la noche resulta proteica, vital y hacedora.
Los cuadernos de Ángeles Ascúa, de líneas sutiles e impregnados de pictoricidad, componen una suerte de atlas afectivo, amorosamente desplegado; junto a ellos la intervención del texto de Hemingway en alusión a París era una fiesta, donde superpone Rosario a la capital francesa, le permite conjugar palabras e imágenes bordadas, al tiempo que ensancha un horizonte de sentimientos. Si los cuadernos están colmados de retratos de amigos, el tapiz deviene en “la compañía perfecta” para aludir a vivencias compartidas y situadas: "Si tuviste la suerte de haber vivido en Rosario cuando joven, luego Rosario te acompañará, vayas a donde vayas, todo el resto de tu vida, porque Rosario es una fiesta que no termina nunca."
Carla Colombo parece subvertir las pequeñas ilustraciones que acompañan relatos u otros textos para afirmarse en la suficiencia de sus grandes obras; sólo de ellas surge una narrativa que las torna “sucesos pictóricos”. Con un punto de partida en el género de la naturaleza muerta y un anclaje en elementos de la vida cotidiana, interponiendo cambios de escala y una resolución plana y vibrante, plasma un díptico de múltiples asociaciones. De esta forma, recipientes y líquidos derramados, botellas y fragmentos, diminutos nadadores y manos alzadas, unidos al protagonismo de inusitadas flores, nos sumergen en un espacio pictórico imaginario, de sueños macerados en lo real.
Entre los vínculos improbables a los que Noëlle Lieber suele apelar en sus obras, sean dibujos o cerámicas, se encuentra la escena, extraña y risueña, de un pulpo desconcertado ante la curiosidad de felinos domésticos. Para expresar inauditas relaciones no desestima la pequeña anécdota, la gracia o la ironía, ni el enlace de seres reales e imaginarios de variadas procedencias o bien de manifestaciones estéticas de diferente status; estrategias que con distintas modalidades atraviesan su quehacer. Así, sin grandilocuencia, rondan aires de libertad.
Una atmosfera amenazante envuelve objetos y pinturas en la instalación de Alejandra Tavolini, parte de su saga Memorias del invierno. La inminencia de sucesos que pueden resultar dramáticos transcurre en escenarios pictóricos de anochecidos follajes y de camalotes en flor, pero también en ambientes exentos, donde el montaje espacial de un ave acechando un grupo de conejos enfatiza las actitudes. Imperan entonces los temores y el desafío de la sobrevivencia ante los seres más fuertes o peligrosos del reino animal; sentires que pueden deslizarse al orden social y a las consecuentes angustias colectivas.
Para Verónica Orta la naturaleza es fuente de placer, de curiosidad y también de minuciosa recolección, resultado de viajes, caminatas y de la cotidianeidad de su jardín. Un registro de ese proceder aparece en cuidadas láminas que guardan especies reunidas al modo de un herbario; otra deriva son las fotografías analógicas en blanco y negro de la serie Paseo. En ella, el inventario de semillas y plantas, ramas y hojas, frutos y flores, líquenes y piedras, surge de intensos mares oscuros; de ese modo cada trozo de naturaleza trasmuta, evade cualquier descripción o clasificación y se impregna de misterio.
Patricia Spessot también reúne piedras, caracoles y otros objetos en su taller, en este caso con la preocupación de establecer relaciones que devienen en el tramado de pequeños universos, de una “constelación de objetos” o de “un sistema solar con su luz y sus sombras”. Así, las finas líneas de madera que en otras obras reunían planos y pequeños objetos han sido reemplazadas por alambres que mantienen en suspensión fragmentos una naturaleza eternizada.
Paulina Scheitlin tiene en su haber un elenco amplio y sugerente de fotografías de la noche, sin embargo su propuesta aquí parece centrarse en postales de luminosos días de playa. Las imágenes pertenecen a Temporada baja, una serie en soporte digital de casas y comercios sobre una línea de playa, cerrados o abandonados, en los que se intuye la oscuridad de sus interiores en franco contraste con la luz exterior. Al mismo tiempo configuran un conjunto de “postales anti-turísticas” y una forma de resistencia “de la fotografía en papel en el ámbito del consumo.”
El contraste interior/exterior fue uno de los presupuestos que guió el proyecto de intervención de pared de Mimi Laquidara. Como en su reciente exposición en una galería de la ciudad, adoptó una paleta muy diferente a la utilizada en obras precedentes para muros exteriores: ahora los planos y las líneas geométricas que componen la superficie de un campo de juego proyectado en un interior se impregnaron de los colores del Paraná y sus islas. De ahí también que el proyecto original contemplara una abertura circular sobre la ventana oculta de la pared intervenida, para dar lugar a que el paisaje del río penetre, la relación de colores aflore y permita la mirada conjunta sobre el adentro y el afuera.
mucho importa cuántas son…
La decisión institucional de que un grupo de artistas mujeres configure este gabinete debió estar fundada en el protagonismo que desde hace varios años tienen los movimientos de mujeres en todo el país, en pos de derechos y libertades, y al que adhirieron activamente las artistas visuales. La desigualdad de la participación de las mujeres en el ámbito de las instituciones de arte se manifiesta, entre otros aspectos, en las colecciones de casi todos los museos, conformadas mayoritariamente por obras de artistas varones. Numerosas investigaciones han destacado la cuestión de la invisibilidad de las artistas mujeres y los motivos que la sustentaron a lo largo de la historia; una situación que en el presente parece distinta dada la presencia creciente de mujeres en los circuitos institucionales públicos y privados, oficiales y alternativos. Sin embargo, si atendemos el acervo patrimonial del Castagnino + Macro, podemos observar que la brecha entre géneros, que resulta abismal en la colección histórica, se atenúa notoriamente en la colección contemporánea, pero sigue expresando una profunda diferencia. Así, en la primera el porcentaje de obras de mujeres no alcanza el 15%, considerando juntas las secciones de Pintura, Grabado y Escultura, y si bien este dato está basado en un registro quizás incompleto, las modificaciones que pueda haber probablemente no alterarán significativamente esa enorme desproporción. Mientras que en la segunda y a partir de listados actualizados, el porcentaje asciende a un 35,7% de artistas mujeres, una cifra que incluye el área de diseño y que no parece corresponderse con una escena artística con mucha participación de artistas mujeres. Situación que no hace más que confirmar la sobrevivencia de la desigualdad en una colección iniciada en los primeros años del 2000. También es cierto que si atendemos los premios de los Salones en la última década, se produjo una aceleración en la valoración de obras de mujeres, aunque hay que mensurar las adquisiciones con respecto a otros premios y menciones.[1]
El Salón es una institución que en Rosario comenzó a funcionar en 1917, con jurados integrados sólo por varones, quienes adjudicaron los premios importantes a varones: en esa ocasión, las mujeres representaron un 13% de los participantes y sólo una de ellas obtuvo un premio estímulo. Más allá de esta lejana referencia inaugural, que con el transcurso de los años varió en porcentajes pero sostuvo una diferencia importante, interesa observar el devenir de los certámenes que transcurrieron entre 2005, cuando ya se había creado el macro, y 2017. Se trata de una secuencia corta de trece salones en un clima cultural mucho más propicio a la consideración de las mujeres: no obstante, sólo en cuatro oportunidades el primer premio se adjudicó a ellas. El número aumenta a seis en el caso del segundo y el tercero se otorgó una vez; obviamente todos fueron adquisiciones. Sí hubo menciones para artistas mujeres en casi todos los salones considerados, así como otros premios que no eran adquisiciones. Los jurados de premiación siempre estuvieron integrados por mujeres y varones: en cinco ediciones hubo mayoría de mujeres, en siete de hombres y sólo en una hubo paridad. No obstante en cuatro de las cinco ediciones que tuvieron un jurado con preeminencia de mujeres los premios adquisición se otorgaron sólo a artistas varones, constituyendo la excepción el del 2015, integrado exclusivamente por mujeres que premiaron congéneres para que sus obras integren la colección contemporánea del Castagnino + Macro.
nada es para siempre…
Una exposición de artistas mujeres que producen dentro de los clivajes del arte contemporáneo y que tienen visibilidad pública en diferentes instancias, no pretende sólo ampararse en una coyuntura política y cultural más permeable, aspira a producir un llamado de atención sobre la persistencia de manifiestas desigualdades y, fundamentalmente, sobre la necesidad de sostener la vigencia de una agenda en torno al tema en las instituciones artísticas. Estas cuestiones referidas a artistas mujeres ─una clasificación basada en diferenciaciones culturalmente establecidas─ deben anudarse con otras devenidas de una escena más plural, abierta y compleja que ha rebasado el binarismo de género y que nos interpela por igual.
Adriana Beatriz Armando es historiadora del arte, profesora titular de Ideas Estéticas Latinoamericanas en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario e investigadora del Centro de Investigaciones del Arte Argentino y Latinoamericano en dicha casa de estudios. Sus trabajos han sido publicados en libros y revistascientíficas y culturales del país y del exterior. Ha sido curadora, entre otras exposiciones, de Figuras de mujeres, imaginarios masculinos. Pintores rosarinos de la primera mitad del siglo XX (2009), La naturaleza de las mujeres. Artistas rosarinas entre 1910 y 2010 (2010) y Un lugar en la Tierra. Obras de Aid Herrera (2017), en la Fundación OSDE de Rosario.
[1] Los datos surgen de catálogos de salones y de la lista de obras de la colección histórica. Agradezco a Nadia Insaurralde el haberme facilitado las listas de obras correspondientes a la colección contemporánea del Castagnino + Macro así como las actas de premiación de los salones recientes aquí considerados.
El Salón Nacional de Rosario asume desde su plataforma una postura contemporánea respecto a las obras o prácticas artísticas que busca convocar. Esta posición, imaginamos, es producto de sucesivos y necesarios debates respecto a las formas de entender la complejidad del arte actual, pero tambien de una clara consciencia sobre el valor de este espacio como promotor de prácticas experimentales que tensionan, reelaboran y extienden las categorías y convenciones dadas.
Esta perspectiva reflexiva, en una constante transformación, impulsó un importante corrimiento dentro de las condiciones de este salón que desestimó aquel principio tradicional de organización disciplinar de las obras recibidas, incorporando como jurado a su vez, una selección de profesionales del campo artistico, teórico y curatorial con miradas actualizadas respecto a las discusiones sobre los modos de entender aquello que sucede en el terreno del arte.
En este sentido, quienes formamos el jurado en esta oportunidad, nos integramos a dicha convocatoria para trabajar en un espacio donde determinados debates respecto a cómo entender la producción artística en nuestros tiempos estaban zanjados. Este salón, a pesar de obedecer en su formato a un modelo de exhibición desgastado, está dispuesto como proyecto institucional a asumir los riesgos de imbuirse en lo contemporáneo, de enfrentarse con lo impredecible. Es desde esa posición que asume simultaneamente el necesario deseo de ampliar y complejizar su colección a través de piezas que propicien miradas, abordajes problemáticos y modos de hacer desde perspectivas actuales.
A través de un intercambio de correos, el primer paso que dimos como equipo de trabajo, consistió en ponernos de acuerdo sobre cuáles serían los criterios de selección. El cupo (porción fija y proporcional de un todo) no siempre funciona como parámetro en los jurados. Si bien por el clima de época esta cuestión es difícilmente ineludible, podemos atestiguar por propia experiencia que en muchas circunstancias todavía existe una profunda resistencia a la apertura hacia una representación cada vez más pluralista.
En este caso, no tuvimos dudas respecto a que en la selección teníamos que tener en cuenta la experiencia diferencial y los procesos de reconocimiento desiguales que operan en relación al género, al contexto territorial de producción y las trayectorias vitales de las distintas generaciones de participantes de esta convocatoria; la inclusión de artistas con distintos grados de legitimación y una presencia diversificada tanto como equilibrada de soportes.
Un segundo paso en nuestros intercambiosse abrió conforme aumentaba la cantidad de artistas en esta convocatoria. Cada cual tuvo acceso a la plataforma de inscripción desde el inicio de la recepción de dichos trabajos. Contamos con un tiempo razonable para analizar los envíos pero lo cierto es que teníamos solamente una jornada para la puesta en común de nuestras elecciones individuales. Por esta razón decidimos llegar a nuestro encuentro en Rosario con una lista de propuestas preseleccionadas. Con tres coincidencias no habría dudas de su inclusión en el salón, con dos se abría el debate y luego cada jurado tendría que exponer los argumentos por los cuales había elegido la obra que los otros dos miembros habían descartado ¡Seguramente quedaron en esta selección artistas que no habiamos imaginado en un primer momento!
Una de las primeras conclusiones respecto a la interacción de nuestras miradas es que hubo una cantidad razonable de obras elegidas con una triple coincidencia, otra tanta por doble elección y una tercera de disidencias. Esta situación ponía en evidencia una preselección felizmente heterogénea, que habilitaba una de las instancias más ricas de este trabajo (la primera es ver obras): la discusión que pone en juego a cada una de las perspectivas.
En la instancia de puesta en común, con la compañía del equipo del Macro y la proyección de las obras en pantalla gigante, comenzó una caldeada pero súper amigable discusión sobre estéticas, imbuida de problemas políticos y sociológicos. Cuando la pre selección indicaba disidencias, la apertura al debate posibilitó las instancias sin dudas más enriquecedoras. El jurado que había votado esa obra particular, argumentaba en función de sostener el interés de la propuesta. Fue entonces cuando las diferentes miradas emergieron para pensar qué proponer en este salón, cómo pensar el espacio expositivo –la mirada curatorial fue un argumento de valor al momento de defender las obras-, cómo valorar los desequilibrios respecto de las diferentes escenas de producción artística.
Desde el principio entendimos que la particularidad de este salón es su curiosa posición frente a lo contemporáneo y que, dentro de este formato expositivo, tiene que funcionar como espacio para sentir la temperatura del ambiente, como terreno receptivo antes que refractario.
Bajo esta concepción, a lo largo de nuestra reunión nos preguntamos ¿Por qué es importante elegir esta obra? ¿Por qué amerita darle lugar a tal artista? ¿Qué implicancias tiene incluir determinado tipo de propuesta? ¿Qué discusiones habilitamos a través de la presencia de esta práctica en este Salón? Los vectores que guiaron nuestros criterios de selección en esta instancia comenzaron a multiplicarse y las opciones también.
Finalmente, creemos que estamos ante un número importante de propuestas seleccionadas que no solo aportan miradas sensibles sobre el trabajo con materialidades singulares, sino tambien que se apropian del espacio expositivo, dialogan con la intimidad del museo, expandiendose material y procesualmente sobre sus estructuras. Conviven con estas iniciativas, otra serie de trabajos cuyas poéticas se dirigen más bien a indagar subjetivamente algunos aspectos de la sociedad contemporánea, entre ellos: representaciones sensibles sobre el territorio, aproximaciones especulativas sobre los límites de la institucionalidad, formas críticas de reflexión en torno al género junto con investigaciones lúdicas en torno a dimensiones torcidas de lo sexual. Aquí, la vinculación ajustada entre el lenguaje elegido y los sentidos puestos en tema fue el foco de análisis. Se privilegiaron, principalmente, aquellas iniciativas que propusieron formas de contacto con estos campos especificos de discusión que lograran despejar los rastros de la literalidad documental y en su lugar trabajasen de manera compleja, lenguajes menores y procedimientos experimentales de reflexión crítica.
A su vez, nuestra selección busca hacerse eco de una serie importante de propuestas que reflexionan sobre los aportes específicos de la pintura en las artes visuales actuales, una dimensión problemática fuertemente debatida durante nuestra reunión como jurado; a través de ella creemos que el lenguaje pictórico insiste en ser un lugar desde donde pensar nuevamente la práctica artística, sus conexiones diacrónicas, su potencia sensible como registro de la experiencia y su capacidad alquímica para devenir plataforma de experimentación sobre la corporalidad matérica de lo expresivo. Se tuvo en cuenta un repertorio interesante de propuestas pictóricas, que realizan, en este sentido, indagaciones sobre la forma, sus texturas y la expansión de su superficie en el espacio; piezas que trabajan en el universo de la instalación elaborando escenarios materiales que desbordan los marcos disciplinares de lo objetual y del dispositivo pictórico mismo; como tambien obras que indagan sobre la historia de la geometría, la plasticidad erótica de lo informe y las posibilidades sensibles de los registros luminicos.
De este modo, creemos que esta selección para el 72 Salón Nacional de Rosario, logra cumplir con sus objetivos primordiales: construir un espacio de acceso público para visibilizar procesos productivos que actualmente cobran forma en el campo de las prácticas artísticas contemporáneas, apoyando, promoviendo y reconociendo una actitud tanto arriesgada como exploratoria sobre la singular posibilidad de la experiencia sensible.