Sede Castagnino
Del 12.09.14 al 10.03.15

Ampliación

Se propone un itinerario sobre la colección centrado en el espacio, no como tema de un texto curatorial sino como un material que es objeto de manipulación, y que requiere poner en evidencia su papel en la configuración de las obras y de las relaciones espaciales que tejen entre ellas.

Intervención de la fachada por Mariana Tellería
Foto de sala
Foto de sala
Foto de sala
Foto de sala
Fachada del museo

El itinerario de la exposición se organiza a partir de siete obras claves, que fueron seleccionadas por cómo abordan la cuestión del espacio; son mojones para el reconocimiento de miradas acumuladas. La ubicación de las obras de los artistas invitados en las tres salas de mayor dimensión y en el exterior del edificio otorga un lugar destacado a la producción actual para la creación de climas absolutamente contemporáneos. Además, se suman otras obras de la colección para tender puentes -ya sea por afinidad temática, de recursos técnicos, de conceptos-, puentes manifiestos en la proximidad de las obras claves o en la cercanía de las nuevas, elementos de transición entre uno y otro clima. 

Obras claves
Concepto espacial (1951) de Lucio Fontana nos remonta a una operación fundamental de ruptura de la bidimensionalidad del lienzo. Es presentada en su condición de preservación entre acrílicos enmarcados y puede ser vista tal como es manipulada como un objeto en el depósito del museo.

 “Dos espacios”(1949) son los elementos de la composición que Gyula Kosice usa para cuestionar el cuadro, no solo por la libertad de los límites exteriores sino por la introducción del vacío en su interior. Obra madí que se instala por fuera de todo tipo de representación y que es capaz de dialogar hoy con los modos más recientes de la instalación y el objeto.

Al funcionar como un objeto para la distorsión geométricamente regular de la visual, “16 lentes cóncavos (1967) de Rogelio Polesello fragmenta la percepción y crea un espacio virtual, accesible desde la experiencia y justificable desde vinculaciones con la ciencia.

 “Mirada oblícua (2000) de Graciela Carnevale está sostenida en la negación de toda representación, restituye la posibilidad de una conexión con la realidad en una visión espejada a través de una ventana que refleja el ambiente donde se instala.

El espacio geometrizado de “Torre (1990) de Roberto Aizenberg niega la perspectiva mediante una representación proyectiva de arquitecturas de gran dimensión.

Alfredo Hlito remite a un objeto monumental: la “Efigie (1978), mediante una composición de pliegues, de superposición de dobleces como los del origama o como la versión pictórica de una escultura que, sin principio ni fin, carece de emplazamiento.

La obra de Andrea Ostera, “22 vistas de la casa de noche”(1998) investiga la fotografía trabajando con el material y con el proceso. Las vistas de la casa en el calendario de un mes introducen la instancia temporal y la negación del espacio.

Puestos a producir una exposición desde una reflexión interna al propio proceso de su construcción, encontramos una cita de Guillermo Kuitca (05/03/2006, Diario El Mercurio, Pintor sin límites pictóricos) donde el artista dice que le interesa la pintura como campo que se expande, “pero esa expansión no necesariamente tiene que ver con el volumen, con el salir fuera de ella”, sino que busca “la exploración de los límites dentro de la pintura”. Parafrasear a Kuitca nos sirve para expresar el sentido del proyecto de Ampliación: Nos interesa la exposición de arte como campo que se expande, pero esa expansión no necesariamente tiene que ver con el salir fuera de ella. Nos interesa la exploración de los límites dentro de los procesos de la exposición. Es contemporáneo pensar la extensión dentro de ella.

Textos de Silvia Pampinella extraídos del blog sobre AMPLIACIÓN Un espacio…