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Ramón Silva comenzó a pintar como autodidacta y frecuentó el taller de Malharro desde 1908 junto a Walter de Navazio, Falcini, Lamanna y otros. Su maestro lo incitó a viajar a Paris, pero el conseguir una beca era dificultoso por su carencia de antecedentes académicos. Gracias al Dr. Luis Agote, consiguió una beca del Gobierno Nacional para estudiar en Europa y partió en 1911. Visitó Bélgica, Francia, Holanda, Suiza y España, y permaneció en Paris, donde conoció la pintura impresionista. En 1915 regresó al país y realizó una exposición en las salas de la antigua Comisión Nacional de Bellas Artes. En 1916 y en 1917 fue rechazado del Salón de Acuarelistas y murió en 1919 enfermo de tuberculosis. Silva murió en plena etapa de formación y su figura se dio a conocer con algunos rasgos de "pintor maldito".
El crítico de arte Atalaya fue quien especialmente prestó atención a su obra, la entendió como una continuidad estética de las propuestas de su maestro y comparó el cromatismo violento del artista con la fuerza expresiva de Rimbaud. La revista anarquista "Campana de Palo", daba cuenta del interés por la proyección revolucionaria de Malharro -precursor de la modernidad en el país- y de sus discípulos y Atalaya, que se oponía a la acción de Nexus, defendía a Silva desde sus escritos por entender su obra como la continuidad estética y plástica de su maestro.
El lenguaje plástico del artista se enmarca en el modernismo de principios de siglo, inaugurado por Martín Malharro a través de la difusión de una personalísima interpretación de los conceptos del impresionismo francés. Silva adhirió en un primer momento a la línea de su maestro en la realización de pinturas airelibristas, de empastes densos y colores puros que también ejecutaría durante su estadía europea.

“Descanso” fue pintada por Ramón Silva en 1918, un año antes de su muerte. La obra que nos ocupa, es un ejemplo de su tercera etapa de producción, que, inaugurada luego de su regreso de Europa y comenzada en 1916 aproximadamente, se prolongó hasta su muerte.
El referente de Silva es siempre la naturaleza. Sus modelos son los paisajes suburbanos de Buenos Aires, como había tomado de modelo aquellos de Paris, los evoca poéticamente y la materia y el color se subordinan a la expresión de su realidad interna. El artista, discípulo de Martín Malharro, fue uno de sus principales seguidores y se orientó, como su maestro, hacia la expresión de valores simbólicos. El conjunto de su obra tiene una importancia renovadora, que sólo fue advertida después de su desaparición física.

María de la Paz López Carvajal

 

Bibliografía
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Pagano, José L, El arte de los argentinos, Buenos Aires, Editorial del Autor, 1938.

 




Silva, Ramón

Buenos Aires, 1890
Buenos Aires, 1919




Otras obras