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Pescador recibió el Primer Premio en el XX Salón de Rosario de 1941. Ese mismo año, Butler se había casado con Lucía Capdemont y fue invitado por la Embajada de Estados Unidos a realizar un viaje por ese país.

La pintura que nos ocupa se relaciona con su producción de la década del 30 en la que, superada su etapa de formación, el artista se debate entre una estudiada estructura para su composición y la expresión de la línea y del color. Butler logra equilibrar la construcción formal de su pintura con el carácter y la vitalidad de una paleta de colores vibrantes y las líneas de contorno, suavizando el orden y potenciando la expresión imagen. El asunto refiere a su interés por los temas del delta, donde el artista había instalado su taller desde 1935. Sus posibilidades de trabajo en la casa taller del Tigre fueron identificadas por Butler con la de los sitios europeos que había frecuentado, como Worpswede (Alemania) o Cagnes y Sanary (Francia). “El esfuerzo físico, su cansancio, el contacto directo con la tierra y los baños en el río, me produjeron los goces mas intensos, al identificarme con ese medio natural. Entonces…Europa se fue alejando definitivamente y el entusiasmo y la pintura volvieron poco a poco a resurgir con una nueva plenitud. Fue casi como empezar de nuevo. La luz, la atmósfera y las sugerencias de ese paisaje inédito eran totalmente distintos a todo lo sabido y al tratar de expresarlos en la forma mas clara y mas sencilla, muchas veces me sentí prisionero nuevamente de la naturaleza, postergando la plástica. Por cuarta o quinta vez en mi existencia tuve que enfrentar el eterno problema de hallar cierto equilibrio…”

La imagen y vestimenta del personaje recuerdan a la del personaje masculino de La siesta (pintada en Paris hacia 1926, exhibida en Buenos Aires en el Salón Nacional de ese año y reproducida en la tapa del periódico Martín Fierro, hoy colección de MNBA), ahora transportado del paisaje francés al delta del Tigre.



María de la Paz López Carvajal




Butler, Horacio

Buenos Aires, 1897
Buenos Aires, 1983

Inició sus estudios artísticos en la Academia Augusto Bolognini, donde conoció a los artistas Héctor Basaldúa y Aquiles Badi. En 1915 ingresó a la Academia Nacional de Bellas Artes y en 1922 gracias a la ayuda familiar viajó a Europa con la intención de profundizar su formación y acercarse a los círculos de arte moderno. Antes de radicarse en Paris, se instaló en la colonia Worpswede, cerca de Bremen, donde conoció la pintura expresionista. En la capital francesa alternó la práctica del modelo vivo en la Academia de la Grande Chaumiere con las clases de Andre Lhote y Othon Friesz, que lo llevaron a trabajar con los lineamientos del retorno al orden, lenguaje que practicaban los modernos de la posguerra. El grupo de artistas argentinos en Paris -que integraban Butler, Forner, Bigatti, Badi y Basaldúa, entre otros- se mantuvo activo con sus envíos de obras a Buenos Aires y fue mencionado en publicaciones y posteriormente reconocido como Grupo de Paris. En 1928, parte del grupo organizan el Primer Salón de Pintura Moderna en la Asociación Amigos del Arte.

Regresó a Buenos Aires en 1933 y realizó su primera muestra individual en la sede de Amigos del Arte que incluyó además de óleos, maquetas para escenografías. Al año siguiente instaló su taller en el Tigre y sus escenarios se convertirían en los temas preferidos de su pintura.

En 1937 participó de la Exposición Internacional de Paris, como artista y decorador del pabellón. Se destacó como ilustrador y como escenógrafo (entre sus trabajos, se destacó su trabajo en la puesta de Proserpina y el extranjero en la Scala de Milán) y su labor de artista fue reconocida con importantes premios, entre ellos el Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes (1973).