Colección Castagnino+macro




Kemble, Kenneth

Buenos Aires, 1923
Buenos Aires, 30 de abril de 1998

Desde 1950 concurre al taller de Raúl Russo, quien lo introduce en una pintura de rasgos más bien clásicos.
En 1951 se radica en Paris como becario del gobierno francés y se inscribe en el taller de André Lothe. Asimismo, frecuenta la Academia Ranson y concurre a la Grande Chaumière. También asiste durante algún tiempo al taller del escultor Ossip Zadkine.
En 1955 viaja a EEUU y retorna a Buenos Aires un año después. En este momento comienza una etapa experimental de producción, con la realización de sus primeros collages. Utiliza papeles, trapos, cortezas y otros materiales de desecho, no convencionales e inusuales para el ámbito artístico porteño de mediados de los 50. Estas obras son presentadas en 1958, en el IV Salón de Arte Nuevo llevado a cabo en Buenos Aires, y marcan el inicio de su incursión en el informalismo, tendencia de la cual es uno de los principales precursores en el país.
Durante este período, Kemble también trabaja en otra línea simultánea de creación ya que realiza una serie de pinturas en donde dibuja enormes signos negros trazados sobre fondos blancos. En estas resoluciones se observa su interés por la caligrafía abstracta japonesa, en la que indaga durante su estadía en Europa y Estados Unidos, pero también las influencias de Robert Motherwell, a quien rinde homenaje en varias oportunidades. Esta vertiente de producción es manifestada en los trabajos que presenta en la Galería Van Riel en julio de 1959, cuando se inaugura la muestra del Movimiento Infomalista. En esta exposición, que provoca gran estupor en el público contemporáneo, participan también Enrique Barilari, Alberto Greco, Olga López, Fernando Maza, Mario Pucciarelli, y Luis Wells, entre otros.
En 1960, Kemble expone en la galería Lirolay una muestra de óleos y collages realizados desde 1956, y pinturas matéricas de 1959 y 1960. En 1961, vuelve a exhibir una serie de collages en la galería Peuser, esta vez, evocando, a través de los materiales empleados, el paisaje suburbano de las “villas miserias”, como lo hiciera Berni con su serie de Juanito Laguna.
En este mismo año, se concreta una de las exposiciones más insólitas para la época. Se trata de la polémica muestra Arte destructivo, que realiza en la galería Lirolay un grupo de artistas formado por: Enrique Barilari, Olga López, Jorge Lòpez Anaya, Jorge Roiger, Antonio Seguí, Silvia Torras, Luis Wells y el propio Kemble. Bajo el signo de la provocación, estos artistas le otorgan un papel importante a la acción convirtiendo a esta experiencia en un antecedente de las manifestaciones del “arte de acción” de mediados de los 60. En el catálogo correspondiente, Kemble explica: “Se me ocurrió que sería interesante canalizar esta tendencia destructiva del hombre, esta agresividad, reprimida en la mayoría de los casos pero siempre pronta a explotar nocivamente, en una experiencia artísticamente inofensiva”. (1)
Su producción individual continúa desarrollándose por caminos convergentes. Su obra Sin título, fechada en 1961, pertenece a aquel grupo de pinturas en donde trabaja sobre fondos oscuros, empleando todas las posibilidades del gesto. En este caso, se sustrae a lo mínimo, centrando su atención en la fuerza del trazo lineal, en la libertad de los grafismos.
Mas tarde, en 1962 comienza una serie de trabajos en los cuales la oposición de contrarios constituye el concepto central de sus búsquedas: planos de color lisos se oponen a los planos texturados, la geometría a tratamientos gestuales. De esa manera, su lenguaje se consolida en la reafirmación de tres de las constantes que marcan su producción posterior: los conceptos de oposición, ruptura y fragmentación. (2)
Desde su regreso a Buenos Aires en 1965, su pintura se basa en un proyecto previo realizado mediante el recurso del collage, que le permite el hallazgo de cruces inéditos entre materiales. Kemble toma estas composiciones como modelo y las proyecta en una tela de dimensiones considerables, para luego pintarlas con pintura acrílica. De este modo, estas pinturas constituyen la visión ficticia de un collage. A este conjunto de obras corresponde El día y la noche de la colección de Arte Contemporáneo, que recibe el Primer Premio en el XLIV Salón de Rosario. En esta obra, retoma también ese interés por los juegos de opuestos, tanto desde el punto de vista formal como conceptual. .
Necrópolis con blanco también se acerca a los lineamientos anteriores. En este caso, el autor se interesa por ese rasgo del collage propio de la organización del espacio: la superposición de planos de distintas cualidades. Rasgo que también contribuye a que la obra revele su propia historia pictórica.
En este sentido, es posible señalar que la preocupación por los procesos creativos es fundamental en su discurso y su reflexión constante sobre estos mecanismos determina, en gran parte su repertorio de formas.
Desarrolló su actividad docente en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, desde 1962 hasta 1979. Allí ocupó una cátedra de pintura.
Recibió el Primer Premio Municipal Manuel Belgrano (1972); el Gran Premio de Honor del Salón Nacional (1992); el Premio Eco Art (Río de Janeiro, 1992); el Premio Fondo Nacional de las Artes a la trayectoria (1995); y la Beca Fundación Pollock Krasner (Nueva York, 1997).
En 1994 presentó en el ICI una muestra que recorría 30 años de su producción, y en 1995 realizó una retrospectiva en el Palais de Glace. En 1998 presentó La gran ruptura. Obras 1956-1963, en donde mostró al público su proceso creativo y las influencias que tuvo en esa época.

(1) Kenneth Kemble, citado por Jorge López Anaya en Historia del arte Argentino, Buenos Aires, Emecé, 1997, p. 244.

(2) Battiti, Florencia, “Muestra homenaje a Keneth Kemble”, en ARTE BA’98. 7ma. Feria de Galerías de Arte, cat. exp., Buenos Aires, Centro Municipal de Exposiciones Gral. San Martín, 15 a 24 de mayo de 1998.




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