Colección Castagnino+macro




Siquier, Pablo

Buenos Aires, 1961
Vive y trabaja en Buenos Aires

Realiza sus primeros estudios de pintura en el taller de Araceli Vázquez Málaga. Simultáneamente, concurre a la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, y al taller de Pablo Bobbio.
Se suma al Grupo de la X, con cuyos integrantes expone en el Museo Sívori, en 1987.
En 1989 presenta una instalación formada por 800 cubos, en donde ya se observan las características principales de su lenguaje pictórico posterior.
En sus pinturas de estos años, emplea símbolos que asimila de varias fuentes del ámbito exterior, privándolos de cualquier indicio de realidad. En principio, pinta un solo símbolo por tela; y desde 1991, le otorga mayor complejidad a sus sistemas de formas, que no dejan de estar sujetos a un exhaustivo orden estructural.
La obra de 1997, que forma parte de la Colección de Arte Contemporáneo, se inserta en esta vertiente de sus desarrollos. Es un acrílico en el que emplea una serie de patrones en un ordenamiento que, a partir de la repetición y la seriación, formula una de las características principales de sus obras: lo ornamental. Rasgo que, en su caso, no aparece como una cualidad adjunta; por el contrario, se constituye en motivo principal.
Los efectos ilusionistas son otro componente fundamental de sus sistemas de formas, tendientes a presentar zonas de sombra o de luz simuladas.
La obra del músico de vanguardia Steve Reich y los aportes de Gaudí tienen gran influencia en esta producción.
Desde mediados de los 90 Siquier comienza a realizar instalaciones, interviniendo en el espacio real de presentación de sus trabajos. Construye sus sistemas directamente sobre el muro, sin apartarse de los módulos, y a partir de una planificación previa de la disposición de las formas, obtenidas de ornatos o plantas de arquitecturas de suburbio.
La obra toma un carácter proyectual, que desarrolla simultáneamente con sus pinturas en acrílico, aunque con otro material, el vinilo autoadhesivo. Sin título- 0301, pertenece a esta vertiente de producción.
En las dos obras mencionadas, Siquier pone énfasis en lo sensorial, contribuyendo a formular distintas posibilidades perceptivas, que redimensiona en sus presentaciones de espacios arquitectónicos, dibujados sobre las paredes de la Galería Ruth Benzacar en el año 2003.
Desde 1991, realizó exposiciones individuales en Buenos Aires, Madrid, Monterrey, San José, Nueva York y Houston.
Obtuvo, entre otras, las siguientes distinciones: Premio Harrods en el Arte, Salón Gunther (1991); Beca del Ministerio de Cultura de España (1991); Beca del Fondo Nacional de las artes (1995); Primer Premio Novartis (1997); Mención, Premio Constantini (1997); Premio al Artista Joven del Año, otorgado por la Asociación de Críticos de Arte (1998); Mención del jurado, Premio Constantini (1999 y 2000); Beca Civitella Ranieri Foundation (2002).
Participó en muestras colectivas realizadas en el país y en el extranjero. Asimismo, en la I y II Bienal del Mercosur (Porto Alegre, Brasil, 1997 y 1999).




Otras obras