macro
Del 06.05.22 al 07.08.22

Memoria trolx

Redes de afecto, prácticas artísticas & autogestión

- Negri, Virginia

Artista: Virginia Negri
Editora curadora amiga: Ana Wandzik

Donación de la cuenta de Instagram de Virginia Negri al patrimonio del museo
Foto de sala
Foto de sala
Foto de sala
Foto de montaje

Memoria trolx. Redes de afecto, prácticas artísticas & autogestión forma parte de la exposición Amig( )s del museo. Podés visitarla en el sexto piso del macro (museo de arte contemporáneo de rosario). 


El obrar de Virginia Negri es rizomático, en procesos en donde todo es posible involucra a otres y les permite tomar postas, cambiar el sentido de las cosas, configurar, descartar e incluso volver a retomar caminos. Se da un movimiento que es siempre expansivo, de apertura, van entrando seres y cosas. Se deja hackear, o mejor dicho invita al hackeo. Es el rizoma, sí, pero con el elemento químico del match mental y real con otre. Su materia predilecta es social, de espíritu autogestivo, accediendo a un saber hacer inesperado en el acontecimiento mismo del hacer.

En esta muestra y donación de documentos de archivo al macro vamos a trabajar pensando en vivo la forma deforme de tratar con un grupo de materiales y registros que tienen que ver con el obrar de Virginia en el contexto de Rosario y alrededores en un tiempo que va del 2000 a la actualidad. 

Partimos de la donación de su cuenta de Instagram (@vir.negri) al museo, el cual podrá acceder y hacer uso de la misma en tanto pieza incorporada a la colección permanente de la institución, pero la cuenta no está cerrada y el método de archivo es abierto, por lo que se seguirá alimentando con material relativo a imágenes y textos en manos de Virginia. Ella y el museo compartirán entonces la contraseña de la cuenta, desde la apertura de esta muestra y para siempre. A su vez, se incorpora a la donación un archivo de documentos físicos y digitales provenientes de sus prácticas artísticas junto a otres.

Ana Wandzik

 

---


---

 

Entrevista a Virginia Negri por Ana Wandzik

Pensé que podíamos hablar de algunas percepciones, operaciones, tomas de posición o formas de vivir en y con el arte, para que quizás nos den alguna pauta en la imaginación del método con el que vamos a interpretar y manipular este archivo. No sabemos cómo hacerlo pero lo hacemos, sería un poco el ánimo...

Cuando hablamos de “archivo”, ¿eso qué te produce? Pudor, aburrimiento, emoción, voluntad de ordenar la propia vida, qué más…

Me alivia, siento alivio de que este archivo pase a formar parte de una colección y de este museo particularmente, que sea este museo el que lo aloje porque es Rosario, tiene que ver con mi territorio y mi campo de acción. Y cuando hablo de mí siempre hablo de otres, persiguiendo la idea de que ingrese a la institución cierta historiografía no oficial, una historia no oficial del arte, que es la mía, que es afectiva. Pensando que al ser nombrades, todas esas personas con las que trabajé ingresan a esta colección, una de las colecciones públicas de arte contemporáneo más importantes del país.

La palabra archivo no me produce aburrimiento, más bien memoria emotiva, rememoración, gente que no veo más y sin embargo está ahí, en esa red. Tampoco es nostalgia. La constante de mi trabajo fue y es lo vincular, y esto aún cuando yo ni sabia que lo estaba haciendo. Revisar este archivo vivo me permitió ver una forma vincular de trabajo en perspectiva, trabajando con otres siempre, me permitió verme en el tiempo.

 

¿Cuál sería el inicio de todo esto? Digo, hay un punto desde el cual se empieza a desprender toda una serie de obras en acciones, aunque no tenga sentido pensar linealmente…

Proyecto esqueleto como instancia cristalizada, y conscientemente por primera vez, pero ya venía siendo una dinámica con la que venía trabajando sin darme cuenta. Hay algo fundamental en el hacer que persigo que es poder disfrutarlo, poder disfrutar de lo que hago,  a lo largo de estos años entendí que disfruto en el hacer con el otre. Hay una carrera del artista contemporáneo que fui deshaciendo. Desarmé mi carrera de artista contemporánea, en lo objetual sentía siempre como que quedaba a medias, como que no era eso lo que estaba haciendo sino que estaba en un entramado invisible. Se teje en sentido vincular con otre.

 

En tu obrar, ¿cómo te parece que opera esa especie de mezcla entre relaciones, azar y magia? Decíamos que tu trabajo trae consigo encuentros propiciados, decisiones y deformaciones que involucran a muchas personas, espacios, instituciones también, configuraciones. Me interesa si querés contar algo sobre esta elección de estar buscando siempre esa especie de agente aparentemente externo que tiene la libertad de cambiar el norte de lo que estabas pensando…

Es una elección que parte de lo orgánico que tiene ese hacer con otre, el hacer grupal; no es ingenuo, yo propongo algo con la suficiente maleabilidad de ser cambiado, pero propongo algo, que tiene que ver con un ejercicio de amansar el ego, dejar que otro interfiera en algo que yo no tenía pensado ni planeado, de dejar de ser la directora total de la obra. Ahí radica la diferencia entre tener asistentes, colaboradores, que trabajen para tu obra, y lo que es un hacer en donde lo que te interesa es trabajar con otres. El resultado va a estar bien como sea porque es lo que interesa, el trabajo en sí con otre; ahí empieza a jugar lo que me entusiasma que es a veces el absurdo, lo no solemne, entran mis necesidades de disfrutar. Atravesé muchas instancias trabajando de asistente, momentos de mucha neura, en mi hacer persigo, contrariamente, un disfrute.

 

¿Qué obras y qué artistas te gustan?

Esa para mí es una pregunta difícil en tanto quisiera hacer una lista infinita de personas que me atraviesan en el hacer. Pero también en ese ser atravesada, las influencias no solo son de artistas. También me interesa gente que no es artista y con quienes entablo formas de trabajo. Me da temor una enumeración de nombres porque entiendo que es en este ejercicio de archivo, de nombrar, que van a ir apareciendo, comenzando a armarse esta lista viva, en construcción, interminable. Mis amigxs son mi inspiración. 

 

Hablábamos de las obras generadas grupalmente y me decías que te encantaban por su anticapitalismo, por decirlo de alguna forma, como que el coleccionismo las odia porque no entran en un esquema de carrera de artista… 

Claro, los grupos se arman, se desarman, atraviesan crisis y esas obras quedan ahí siendo inclasificables, invendibles, no encajan en el sistema meritocrático. El mérito corresponde a la carrera de un artista, se destaca el hacer meramente individual. Las premiaciones responden a ese esquema. Una de las críticas a las grupalidades es que no se sostienen en el tiempo y para mi ese es su poder, lo que las hace genuinas, no convertirse en industrias. Las grupalidades que se disuelven son las más ricas, las que escapan a las lógicas de ser cooptadas por el sistema. Cuando se hacen historiografías de grupos siempre se destacan nombres, participaciones, sobresalen cabezas de serie, órdenes, se priorizan genios creadores, se realzan ciertas figuras sobre otras haciendo que se pierdan lecturas copadas de lo que es trabajar en grupo y con otres. Entra el sistema haciendo su trabajito. 

Pero hay una diferencia, que es lo que me interesa, entre tener un grupo y trabajar grupalmente. Hablo de entender a la creación como una especie de hije, que a eso que le diste vida o creación tenga vida propia, sin tener une el dominio sobre eso. Te juntás con otres a crear, gestar ideas y nuevas estructuras. No es tuyo, es bien común. Entrega, fidelidad y compromiso a una nueva forma de trabajar en donde nadie sale beneficiado o al menos no individualmente. Hay beneficio cuando el beneficio es para todes. 

 

Y ligado a esto, ¿querés decir algo sobre cuando estas instancias de mérito individual se convierten en un fin en sí mismo, en la vida de unx artista?

Hace años dejé de hacer carpetas. No hago carpetas, no hago pdf, no actualizo mi cv, no participo de salones ni de cosas a las que no me inviten... La única condición de participación en algo es una invitación que llega, volvemos un poco a Proyecto esqueleto. De hecho me cuesta mucho decir que no cuando me invitan y ahí está toda la profusión de cosas que hago. El modelo de artista que hace carpetas esperando entrar a algún lado, en un momento me ocupó, lo hice y me quitó energía. Lo dejé para empezar a elegir de qué participo como una postura política. Me interesa cero la competencia que se genera en el sistema del arte. No quiero participar de eso, de llegar a tal lugar, de mostrar en tal otro. Entiendo y respeto a quienes lo hacen, también los admiro, pero no tengo esa ambición. 

 

Piezas de este archivo van a quedar ahora resguardadas en tanto patrimonio del macro y en potencia eso va a permitir que investigadores del futuro que estén interesades en trabajar tu obra tengan a mano fuentes en las que abrevar en el marco de una institución pública. Como un mensaje secreto adentro de una botella lanzada al río, ¿qué pista les dejarías sobre vos?

Que no busquen a través de los objetos. Que lean a través de los vínculos.

 

Virginia Negri y Ana Wandzik, abril de 2022.