Colección Castagnino+macro

Precisión y simpleza son algunos de los componentes que, junto con la monumentalidad, fundan las bases de algunas de sus creaciones. Entre ellas se hallan las obras que conforman la serie de “La ribera”, a la cual pertenece la escultura integrante de esta colección.

Aunque de menor tamaño y con reminiscencias al mundo laboral, esta obra se cimienta sobre nuevos intereses, en tanto el artista evoca con cierta nostalgia la figura del inmigrante anclado en estas tierras. Para ello, parte de la realidad concreta, utilizando la figura del barco como símbolo y punto de partida. Sin embargo, más allá de la temática, la obra se enmarca en una estética de la abstracción en donde es posible hallar cierto rigorismo formal, dado por el ascetismo de la estructura, a pesar de poner en tensión la curva y la recta. Es precisamente en el amalgamamiento del carácter poético de sus obras con el aspecto constructivo, donde radica la riqueza de su trabajo.

Esta obra es la segunda de una edición de tres cuyos tamaños varían.




Díaz, Alberto Bastón

Buenos Aires, 1946
Vive y trabaja en Buenos Aires

En 1969 termina sus estudios en la Escuela de Artes Visuales Manuel Belgrano. En este mismo año, se traslada a París, donde continúa su formación en la Ecole Nationale Superieure de Beaux Arts, Ecole Practique Des Hautes Etudes Sorbonne, Université de Vincennes. Allí, toma contacto con Vasarely y con el arte óptico, pero el vitalismo que existe en sus trabajos provoca un mayor acercamiento hacia las obras cinéticas de Soto o a las del escultor Marino Marini.

En 1977 regresa al país y retoma el oficio de matricero de orfebrería, en tanto deja de exponer sus obras por un período de 10 años.

Vuelve a la producción plástica a fines de los 80, siempre en el campo de la escultura. A principios de los años 90, la realización de volúmenes a gran escala constituye un recurso constante dentro de su trabajo. Recurso que emplea con un gran dominio de la técnica. Dan cuenta de ello, los trabajos realizados en hierro y granito, como también las enormes herramientas, cuya funcionalidad manual se ve anulada por su gran tamaño.

Precisión y simpleza son algunos de los componentes que, junto con la monumentalidad, fundan las bases de las creaciones posteriores. 

ha participado en innumerables simposios tanto en el país como en el exterior.
Expuso sus obras en museos, bienales, galerías y centros culturales de Argentina, Chile, México y Alemania.

Entre las distinciones obtenidas, se destacan: Segundo Premio Escultura, Salón Municipal de Artes Plásticas Manuel Belgrano, Museo Eduardo Sívori, 1969; Primer Premio Escultura, Salón Municipal de Artes Plásticas Manuel Belgrano, Museo Eduardo Sívori, 1992; Primer Premio Escultura, Salón Nacional de Artes Plásticas, 1992; Gran Premio de Honor, Salón Nacional de Artes Plásticas, 1993; Primer Premio Escultura Monumental, Fundación Banco República, Sexta Bienal de Arquitectura, 1995; Primer Premio Escultura Monumental INET, 1997; Primer Premio Escultura, Fundación Henry Moore, 1998; Primer Premio Escultura, Fundación Alberto Trabuco, 1998.