En Primavera (paisaje de Florencia) estructura la composición en base a una diagonal y utiliza gamas de azules, violetas y rosados que acentúan el carácter subjetivo e intimista de la atmósfera. Fechada en 1922, la obra manifiesta su admiración por el lenguaje pictórico y la concepción de la obra del pintor francés Maurice Denis, sostenida en valores espirituales y técnicos. La simplificación de la composición y de las formas, la ausencia de modelado y el uso simbólico del color, reducido a una paleta forzada e imaginaria enfatizan su intención contemplativa y espiritual.
La obra integró el envío que Fray Guillermo Butler realizó al VI Salón de Otoño realizado en 1923, integrado además por dos temples más, Los Gigantes (Paisaje de Córdoba) y El Río Cosquín (Córdoba), que figuran en catálogo con los números 11, 12, y 13 y se reproduce en la Revista El Círculo, en la edición primavera-verano de 1924.
María de la Paz López Carvajal
Butler, Guillermo fray
Córdoba, 1880
Buenos Aires, 1961
De madre italiana y padre irlandés, realizó sus estudios en el Colegio Lacordaire -de la orden dominica- en Buenos Aires padres dominicos. A los dieciséis años ingresó como novicio a la orden de los Predicadores de Santo Domingo en Córdoba y comenzó su formación con los maestros Emilio Caraffa y Honorio Mossi. En 1907 fue ordenado sacerdote y viajó a Europa a estudiar derecho canónico. Allí tomó clases en la Academia de Bellas Artes de Florencia. En 1911 le fue otorgada una beca del Congreso de la Nación y partió a Paris, donde asistió a la Academia de Desiré Lucas. De regreso en Buenos Aires, realiza envíos al Salón Nacional y exhibe sus obras en galerías privadas. En 1925 obtuvo el Primer Premio de Pintura del Salón Nacional.
En 1939 fundó la Academia Beato Angélico.
Los temas relativos a la vida conventual -claustros, jardines, interiores de templos, parques y jardines- y los paisajes -especialmente los serranos- fueron los elegidos por el artista. Con una visión poética y el recurso del toque neoimpresionista creó composiciones estáticas, en las que despoja de detalles a los objetos representados. Cercano a la abstracción y al decorativismo, sus imágenes evocan atmósferas idílicas, estáticas y silenciosas de las que emana, según Cordova Iturburu, "un hálito espiritual" que las aleja del naturalismo y las acerca a una concepción ingenua y lírica de la imagen. Su obra manifiesta la admiración por el pintor nabis Maurice Denis, considerado el gran renovador del arte religioso francés y creador de los talleres de arte religioso en 1919, junto a Georges Rouault.