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Cochet pinta a  Alberto de frente al observador, vestido de camisa y boina negra. Evita las referencias de su entorno para reducir su intención al gesto y concentrarse en su psicología. Enfocado en la intensidad de la mirada del niño, es en los ojos donde persiste la línea: el resto de su apariencia lo resuelve con pinceladas suaves pero justas que dejan asomar la textura de la tela del soporte. Como si se tratara de círculos concéntricos, a medida que se aleja de la mirada la imagen va perdiendo nitidez sin renunciar  al volumen. Utiliza una paleta de medios tonos, quebrados y grises con toques de rojos cálidos. 

La pintura, que ingresó al Museo Castagnino+Macro junto al conjunto donado por la Asociación Amigos del Arte de Rosario en 2019, plantea varias cuestiones: ¿por qué está firmada Gustave Cochet -firma que nuestro artista utilizaba en Europa- si la obra es de período argentino? ¿por qué la firma y la fecha – escrita “54” en lugar del año completo como solía hacerlo- fueron pintadas en diferente color? ¿se trata de una pintura de época europea retocada y fechada en 1954? El inventario manuscrito realizado por Francisca -su mujer- que se halla en el archivo del Museo Gustavo Cochet confirma su registro y la fecha de ejecución pero no explica, como en otros casos, en qué condiciones -venta o donación- nuestra pintura salió de su casa-taller de Funes. Tampoco ha sido posible hasta el momento argumentar una posible relación entre la Asociación Amigos del Arte y Gustavo Cochet, ni la manera de ingreso de Alberto a la colección de la asociación.

Los retratos de niños fueron frecuentes en la pintura de Cochet. Durante su etapa europea pintó y dibujó a su hijo Fernando y luego, ya radicado en Funes, retrató a vecinos de corta edad. En los Caprichos las mujeres y los niños también fueron protagonistas de sus composiciones: en su testimonio de la España sangrienta de los años 30, refleja entusiasmo y fervor revolucionario [y] avanza sobre la historia de los hechos con un duro realismo de crítica social y política. Su potencia visual emana de su dolor moral. Son imágenes que ponen en escena unas relaciones sociales destructoras de los lazos humanos, el desorden del mundo que genera el conflicto intrínseco a la modernidad y que ésta intenta resolver a través de la guerra.” 

A su vuelta al país, prevalecerá en su obra el enfoque realista como estrategia para formular lo inconcebible y profundizar en las circunstancias sociales desde la humanidad de sus retratados. En Alberto nuestro artista individualiza al niño con su nombre, de quien hoy hemos perdido toda información sobre su identidad y la relación que pudo haberlo acercado al pintor. El detalle de la boina negra, como la que él mismo usa en los autorretratos de su última etapa argentina, ¿refiere a una posible raíz vasca, navarra, gallega? Cochet lo describe, pero impone una lectura más amplia: ¿recuerda “Gustave Cochet”, el pintor comprometido con la República, a los niños de la Guerra Civil en este retrato infantil? ¿revive con el realismo de la representación de su mirada la angustia de las víctimas infantiles, muchas de ellas obligadas al exilio? Conocedor de los contrastes de la condición humana e impregnado de su visión del hombre en el contexto de la guerra, su pintura logra procurar carácter universal a cada rostro de sus retratados. 

MPLC (Fragmento de Catalogación)







Cochet, Gustavo

Rosario, provincia de Santa Fe, 1894
Funes, provincia de Santa Fe, 1979

Gustavo Cochet ejerció una importante influencia en el medio artístico local y provincial hacia mediados del siglo XX. Su lenguaje naturalista -de fuerte influencia española- y los conocimientos de la técnica tanto pictórica como gráfica lo ubicaron al frente de la tradición realista en su contexto.

Nació en Rosario, el 6 de mayo de 1894.

Se formó junto con César Caggiano en su ciudad natal, y con Valentín Thibon de Libian y Walter De Navazio, en Buenos Aires. En 1915 viajó a Europa para estudiar pintura y grabado. En Barcelona restauró obras en al galería de José Dalmau, realizando allí su primera muestra, en 1919. En París, asistió al taller de Maurice Loutreuil y pintó los suburbios de la capital francesa y su gente.

Durante su viaje, Cochet visitó museos y llevó a cabo restauraciones de piezas antiguas y modernas. Además, realizó envíos tanto a los salones de diferentes ciudades de Europa como a los nacionales, provinciales y municipales de su país.

En 1931, estando en Rosario, publicó Diario de un pintor, libro de 40 xilografías cuya segunda edición fue realizada en España, en 1934. Allí concretó una serie de grabados que tituló Caprichos, en homenaje a Francisco de Goya. Anti-franquista y participante en la Guerra Civil española se exilió en Francia, siendo repatriado en 1939.

Hasta mediados de los años 40 vivió en la ciudad de Santa Fe, donde en 1943 el MPBARGR celebró las Bodas de Plata del artista.

En 1947 se instaló definitivamente en Rosario.

Su trabajo como restaurador le permitió conocer las técnicas pictóricas de los grandes maestros.
De temática y concepción tradicional, el dibujo de Cochet es cerrado y de raíces naturalistas-académicas. En la imagen representada no descuidó el parecido con el natural construyendo las formas con una evidente preocupación por el volumen.

Además, pintó paisajes del campo argentino, retratos, escenas de la vida cotidiana, naturalezas muertas, paisajes urbanos y suburbanos, empleando empastes densos y gamas tonales bajas.

Entre otras actividades, se desempeñó como profesor en la cátedra de Ornato y Figura de la Facultad de Arquitectura de la UNL y UNR. Además, dictó clases en la Escuela de Bellas Artes de Pergamino.

Incursionó en la disciplina del grabado a partir de 1923 y publicó los libros El grabado, historia y técnica y Honoré Daumier.

En Barcelona decoró pabellones para la Exposición Internacional de 1929.

Expuso su obra en salones, galerías y museos de distintas ciudades de Argentina y Europa. Entre ellas, Buenos Aires, Santa Fe, Rosario, Barcelona, Bruselas, Madrid y Bilbao.

Algunas de sus distinciones fueron: Tercer Premio de Pintura, Salón Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires 1939 y Primer Premio, Salón Anual de Artistas Rosarinos 1963.

Sus trabajos figuran en numerosos colecciones del país y en el Museo de Arte Moderno de Barcelona.
Murió en Funes, Rosario, en 1979.




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