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Nacido en Italia, Tito Benvenuto emigró a la Argentina y se radicó en Rosario. Asistió a la academia Doménico Morelli que el napolitano   Mateo Casella dirigió en la ciudad durante diez años. Su primera participación en el Salón de Otoño fue en el año 1935 con dos óleos: Mañana y Día frío. Desde esa fecha y hasta su muerte en 1957 realizó envíos ininterrumpidamente a los salones rosarinos incluido el Salón de Artistas Plásticos Rosarinos, en los que obtuvo diferentes distinciones: en 1938, su obra Vivienda humilde fue adquirida por la Dirección Municipal de Cultura en el XVII Salón de Rosario, en 1942 le fue otorgado el premio Ovidio Lagos en el Salón de Artistas Rosarinos y en 1956 recibió una mención Honorífica de Pintura en el XXXV Salón de Rosario. En 1932 fue socio fundador de la asociación Refugio y participó activamente de exposiciones y salones organizados por esta agrupación, entre ellos los salones barriales llevados a cabo en bibliotecas y centros culturales alejados del circuito artístico del centro de la ciudad. En 1942 participó junto a Ana Caviglia, Juan Berlengieri y Carlos Uriarte de una de las exposiciones grupales de artistas rosarinos organizadas en el Museo Castagnino por su director, Hilarión Hernández Larguía en el marco de su política de apertura a la producción de artistas locales. En 1947 realizó una exposición en la Asociación Amigos del Arte. Su obra formó parte de colecciones privadas, como la colección Slullitel exhibida en el museo Castagnino en 1965. En 1977 su obra integró la exposición Ocho pintores del litoral llevada a cabo en la galería Génesis de Rosario.

La agrupación Refugio fundamentó su origen y su acción en el amparo de los artistas excluidos del circuito oficial y en una labor pedagógica del arte, humanista y universal. Sus miembros asumieron el grupo como “un portador de bienes culturales a los que se les atribuye un particular prestigio y, desde el altruismo que los ilumina, tuvieron la ponderable misión de hacerlos llegar al pueblo”. En el contexto socio cultural de la década del 30, Refugio buscó llegar con sus obras de arte a los sectores populares y encontró en el tema del suburbio las posibilidades de un mayor alcance social de la pintura.

Sus integrantes lograron traducir los principios democráticos y populares de la agrupación y sostuvieron variadas actividades artísticas -una publicación periódica, conferencias y la institución del Salón Barrial- para concretar el ansiado acercamiento a los sectores ajenos a la elite cultural. Un artículo aparecido tiempo después de la clausura del Primer Salón Barrial, expone con claridad el objetivo del grupo: “dignificar al pueblo y enaltecer la conciencia popular por medio del arte, de la cultura, y de la educación humanista, vinculando en estas grandes manifestaciones del espíritu los ideales de solidaridad humana y los preceptos de la vida misma, como una necesidad que completa la aspiración progresiva del hombre”. En poco tiempo Refugio sufriría la disidencia de un grupo de artistas radicalizado políticamente que migró a la Mutualidad de Artistas Plásticos Rosarinos, liderada desde 1933 por Antonio Berni. En este contexto, Tito Benvenuto creó su pintura. Moderado en sus intenciones innovadoras, delineó un lenguaje propio inclinado hacia la estructura constructiva y la solidez de la geometría. Si bien en muchas oportunidades Benvenuto no refiere una localización a su paisaje en este caso sí lo hace y titula a su obra La usina. ¿Se trata de la vieja usina del puerto de Rosario? La presencia del silo -aparato emblemático del imaginario local- dirige nuestra atención hacia el arrabal portuario: allí nuestro artista introduce el paisaje industrial en la austeridad y modestia del suburbio. La materia opaca, la paleta restringida a colores quebrados, agrisados y la geometrización de las formas recuerdan los paisajes industriales de Alfredo Guttero, cuya obra había tenido visibilidad entre los rosarinos luego de haber recibido en 1928 el primer premio de pintura en el XVII Salón de Otoño. La acción de Guttero y del grupo de pintores de La Boca sin dudas fue un referente para Refugio. Los volúmenes concisos y la solidez de la tradición de los novecentistas italianos y de los europeos de entreguerras habían influenciado el rumbo de la figuración de los años 20 y 30 y Benvenuto la hizo suya para la interpretación del paisaje, en este caso modificado por la modernidad. Utilizó líneas simples, síntesis, orden compositivo y eliminó la figura humana y lo anecdótico en vistas singulares en las que el tiempo se percibe suspendido.

María de la Paz López Carvajal.




Benvenuto, Tito

Sori, Génova, Italia, 1886
Rosario, provincia de Santa Fe, 1957

En 1900 se radicó en Rosario, donde vivió hasta su muerte. Aunque asistió a las clases que dictaba Mateo Casella en la Academia Doménico Morelli, Benvenuto es considerado como un pintor autodidacta.

Fue socio fundador de la agrupación Refugio (de la que fue tesorero) en 1932. Funcionó en la sala del antiguo museo municipal de Córdoba 821. José Davay explica que este espacio sería un "verdadero rincón de amparo de los artistas, amparo del que ahora se han visto privados", publicaron su propio periódico, llamado "Refugio" y tuvo como primer presidente al Dr. Joaquin Alvarez Muñoz.

Formó parte de la agrupación Refugio e intervino en numerosos salones desde 1935, obteniendo diversas recompensas. En 1942 realizó una exposición individual en el Museo Castagnino. En el Salón de Artistas Rosarinos de 1942 obtuvo una medalla de oro por el premio Ovidio Lagos.

Sus obras se caracterizan por la austeridad y humildad que consigue evocar en la representación de sus modelos. Destacó como paisajista, se interesó por la pintura moderna, pero se mantuvo dentro de planteos tradicionales. En las pinturas que nos ocupan, los paisajes urbanos han sido "sensibilizados" a través de la mirada del artista: la humildad y la austeridad no son sólo características de la imagen elegida, sino que se acentúan por el lenguaje utilizado. Cercano a una geometría sensible y con una paleta de matices, sin contrastes, el artista compone estas pinturas en la que el paisaje urbano se transforma en parte de su intimidad.

Nunca quiso vender sus obras y murió rodeado de ellas, que pintó en el tiempo acotado que le permitían los trabajos que realizaba para sostenerse económicamente.

Bibliografía:
  • Archivos del Museo
  • Slullitel, I. Cronología del arte en Rosario, Rosario, Editorial Biblioteca, 1968.
  • Cordoba Lutges, Maria A B de, "Las artes plásticas en Rosario", en AAVV, Historia de las Instituciones de la Pcia. de Santa Fe en La cultura de la Provincia, vol V, Santa Fe, Edición Oficial, 1972.
  • Santillán, D., Enciclopedia de la provincia de Santa Fe, Buenos Aires, Ediar, 1967.



Otras obras