Esta obra de la colección de arte argentino contemporáneo —junto con Lighting piece (2000), otra pieza también del patrimonio del Museo— pertenece al período de producción en el que el artista indagó sobre las posibilidades perceptivas, el sentido de ver y ser visto.
En ese marco, La rosa de Coleridge es el resultado de una serie de experimentaciones que Romano realizó con dispositivos ópticos, recuperando ciertas tecnologías obsoletas que han sido olvidadas con la aparición de lo digital.
Se trata de imágenes estereoscópicas. Diferentes fotografías digitales impresas sobre papel fotográfico se encuentran en el interior de tres cajas. Cada una de ellas está configurada a partir de la superposición —con desplazamiento— de la misma imagen que, mediante el uso de lentes 3D, adquiere profundidad. Ilusión visual creada a partir de la técnica del anaglifo: al usar las gafas, cada ojo ve solo la imagen correspondiente al color de su filtro (azul o rojo). La visión monocular superpone ambas imágenes, creando así un efecto tridimensional.
De ese modo, el espectador se acerca a esos pequeños mundos. ¿Qué registran esas fotografías? Tal vez agua, arena. Los primeros ensayos sobre topografías inconmensurables que Romano plantearía luego en Uncountables (2004).
Además de conjugar arte y tecnología, esta obra señala otros intereses e influencias del autor. En este caso, de la literatura. Su título refiere específicamente a dos trabajos literarios de Jorge Luis Borges, publicados inicialmente en 1952, en el libro Otras inquisiciones: La flor de Coleridge y El sueño de Coleridge.
Como la figura de la flor y del castillo de los respectivos ensayos, las piezas fotográficas de Romano condensan ese juego entre realidad y ensoñación. Materialidades que engendran sueños y viceversa. Esas imágenes quizás sean ffragmentos de pequeños universos inexistentes, del pasado o del futuro, soñados por el autor y luego materializados. O tal vez, sean vestigios que testimonian que aquello que se creía un sueño, realmente ocurrió.
Experiencias que Romano resguardó en cajas, operando esos receptáculos como un medio que atesoran esas vivencias y que, al mismo tiempo, pone en foco la tensión entre ocultarlas y descubrirlas, generada por la posibilidad de abrir y cerrar las cajas.
Octubre 2023
Romano, Gustavo
Buenos Aires, 1958
Vive y trabaja en Madrid, España
Artista autodidacta y curador. Su producción ingresó en la escena artística en los primeros años 90. Momento en el que comenzó a experimentar las posibilidades artísticas que Internet ofrecía. Desde entonces, a partir del uso de diversos mecanismos tecnológicos, Romano realiza múltiples proyectos de materialidades diversas, planteando una reflexión sobre el rol del hombre inmerso en las sociedades de control, fortalecidas éstas,aún más, por las nuevas tecnologías de la información. Esa síntesis entre imagen e idea prefiguran su estética conceptual.
En 1995, junto con Belén Gache, Jorge Haro y Carlos Trilnick, Romano creó Fin del mundo. Plataforma virtual de exhibición y difusión de net-art, una de las primeras en Iberoamérica. En 2002, obtuvo de la Fundación Antorchasuna beca para la realización de un proyecto instalativo en el Centro Multimedia de México y,en 2006, se hizo acreedor de la Beca John Simon Guggenheim que le permitió continuar con IP Poetry, una obra en la que cuatro robots recitan poemas generados a partir de búsquedas en el ciberespacio.
En 2002 fundó y codirigió LIMBO, laboratorio de nuevos medios, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Entre 2004 y 2008 dirigió el Medialab del Centro Cultural de España en Buenos Aires.
Como curador, desde 2008 se encuentra a cargo del proyecto de arte digital del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC) de Badajoz y de NETescopio, archivo de obras de arte net. Además, con Gache, Eugenio Tisselli, Milton Laufer y Alex Saum dirige Puerto 80, espacio virtual de reflexión sobre arte y cultura, en el marco del pos-Internet.
Entre sus distinciones, cabe mencionar:Premio Vida 7.0, Fundación Telefónica de España, 2004; Premio Konex de Platino, 2002; Primer Premio Video XII, 2000; Premio Leonardo y Premio de la Asociación Argentina de Críticos de Arte, 1999.
Ha participado en numerosos eventos internacionales, tales como: I Bienal del Fin del Mundo, Ushuaia, 2007; I Bienal de Singapur, 2006;VII Bienal de la Habana, 2000; II Bienal del Mercosur, Porto Alegre, 1999 y I Bienal Iberoamericana de Lima, 1997.Su obra forma parte de colecciones públicas y privadas del país y el exterior y ha sido expuesta en Argentina, Brasil, Perú, Chile, Colombia, Cuba, México, Estados Unidos España, Portugal, Inglaterra, Bélgica, Francia, Austria, Marruecos, Jerusalén, Taiwán, China, Singapur, Kirgistán.