Suárez, Pablo
Buenos Aires, 1937
Buenos Aires, 15 de abril de 2006
En la UBA, comienza a cursar la carrera de Agronomía, que abandona en 1959. Año desde el cual participa en muestras colectivas
Su primera individual es en 1961, en la Galería Lirolay de Buenos Aires, bajo la presentación de Alberto Greco.
Luego de esa muestra en donde exhibe pinturas, realiza objetos, a través de los cuales caricaturiza a ciertos sectores sociales, influenciado por la gráfica y el sainete de la época.
A lo largo de los años 60, se convierte en uno de los principales promotores del arte de vanguardia. En 1965, gana la beca Welfare y viaja a EEUU. En el mismo año, participa en la realización de La Mensunda. Interviene en la Experiencias Visuales del Instituto Di Tella de 1967 y, desde entonces, sus propuestas plásticas adquieren caracteres conceptuales y políticos. Razón por la cual, al año siguiente, se rehúsa a participar en eventos institucionales, y pasa a formar parte de aquel grupo de artistas que, entre 1968 y 1969, se alejan de las instituciones y abandonan la actividad artística por unos años. Junto con Oscar Bony, Roberto Jacoby, Ricardo Carreira y Margarita Paksa, entre otros, radicaliza su postura y aborda el arte político, cuya manifestación más contundente se da con la obra colectiva de denuncia Tucumán Arde, llevada a cabo por artistas de Rosario y de Buenos Aires.
Luego de un período de no producción, en los años ochenta y noventa sigue conservando esa tendencia a desplazarse de los lugares asignados. La parodia y la cita se convierten en dos de los mecanismos de producción estética frecuentes en sus instalaciones, objetos y esculturas. Estos sostienen una narrativa conceptual, tendiente a “poner al espectador en el inquietante trance de verse reflejado y encontrarse seducido por la obra, real en su materialidad”. (1) Es posible ver este aspecto en la obra Rosa de lejos, de 1987, perteneciente a la Colección de arte contemporáneo de Rosario. Allí, el autor representa a uno de sus personajes en el marco de una escena común, que, por la forma en que está construida, pone en ridículo la situación representada. La ironía queda subrayada con el título de la obra que proviene de una telenovela, la cual, en ese marco, funciona como una referencia social de la época. Iniciativa que conduce a remarcar que este artista apunta a “desenmascarar la realidad social de una época manipulada por la industria de la cultura”. (2) De esa manera, el autor pone a lo social en el eje de sus trabajos, mediante una estética realista en donde, como lo manifiesta El enemigo invisible (2001), logra hacer del grotesco un modelo de representación, que se asienta en un espacio intermedio entre la risa y el horror.
Tanto en una como en otra obra, Suárez emplea una “figuración, extremadamente artificial que proviene de una operación compleja, con estrategias de apropiaciones diversas que van desde el pop hasta el realismo, sumando ciertos paradigmas del arte argentino como Cándido López y Florencio Molina Campos”. Por eso, es posible hablar de una iconografía que es tanto “localista” como “testimonial” (3), empleada por el autor de manera de suscitar la provocación.
Pablo Suárez participó en muestras individuales y colectivas realizadas en Buenos Aires, Bogotá, Santiago de Chile, Puerto Alegre, Barcelona, Oxford, Chicago, Milán, Arizona, Texas y otras ciudades.
En 1987, obtuvo el Premio Gunther de Pintura, en Buenos Aires. En 1965, recibió el premio Marcelo de Ridder, y fue invitado a participar en la Bienal de San Pablo, a la cual finalmente no concurrió.
En 1992 recibió el Diploma al Mérito por nuevas propuestas en el campo de las artes Visuales, de los Premios Konex. En 2002, la Fundación Konex le volvió a otorgar dos premios: el Diploma al mérito en Escultura, Quinquenio 1997-2001, y el Premio Konex de Platino, Quinquenio 1997-2001. En 1999 obtuvo el Premio Costantini.
(1) Pacheco, Marcelo, “Pablo Suárez”, Otro mirar arte contemporáneo argentino, cat. exp., Departamento de Cultura de Catalunya, 1997, p.50.
(2) López Anaya, Jorge, Historia del Arte Argentino, Buenos Aires, Emecé, 1997, p. 377.
(3) Ibidem, p. 378.