La clausura de una muestra colectiva realizada en Mar del Plata, en 1969, en la que Orensanz presentó una serie de afiches con la leyenda “El pueblo de la Gallareta lucha por su única fuente de trabajo” llevó a la artista a la toma de conciencia sobre el poder de la palabra y el impacto directo que ésta provoca en el espectador, convirtiéndola desde entonces en insumo para su producción.
En este sentido tanto su obra Eros (1974) –manifiesto compuesto por doce frases en 1974– como su texto “Fragmentismo” (1978) guiaron todo su trabajo posterior.
Ambos escritos ponen en foco la comunicación como uno de los ejes que Orensanz desarrolló desde entonces.
En el marco de estos lineamentos puede leerse esta producción audiovisual perteneciente a la colección macro. Con la preminencia del sonido más que de la imagen y la contundente presencia de la palabra, el video plantea una reflexión en torno a aquellas acciones que remiten a la presencia de un otro: hablar, escuchar, llamar, comunicarse, encontrarse. Invita a pensar la conexión con el otro a partir de la escucha, los vínculos interpersonales y la incidencia de las nuevas tecnologías en el proceso comunicacional.
Asimismo, como sucede en toda la producción de la autora, esta obra exige demanda al espectador para pensar la obra y atribuirle sentido, de manera que las palabras, el silencio, la casi permanente penumbra de la sala, el teléfono que suena como única banda de sonido de la proyección, cobren algún significado, nunca unívoco, ni fijo ni definitivo.
Febrero de 2022
Orensanz, Marie
Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, 1936
Vive y trabaja entre Buenos Aries y Montrouge, Francia
Formada con dos de los artistas más representativos de distintos momentos de la modernidad argentina, Orensanz protagonizó la escena de cambios estéticos en las décadas del 60 y 70, gravitando alrededor del Instituto Di Tella y del CAyC (Centro de Arte y Comunicación). Desde entonces sus obras fueron vinculadas con las premisas conceptuales y minimalistas. Sin embargo, su prolífera producción se extiende también hacia otras posibilidades. En este sentido, trabajos paradigmáticos como su obra Eros (1974) y el escrito Fragmentismo (1978) prefiguraron su desarrollo estético, poniendo en juego desde entonces los conceptos de incomplitud, (in)justicia, libertad, reflexión y comunicación. Principales ideas mediante las que la autora establece una retórica polisémica que plasma a través de diversos modos de producción.
Orensanz se radicó en Buenos Aires con su familia en 1952. Estudió con Emilio Pettoruti durante el período 1954-1958, donde la utilización del espacio y la estructuración de la obra resultaron aprendizajes fundamentales. También entre 1960 y 1961 concurrió al taller de Antonio Seguí, que además de brindarle técnicas, le enseñó la libertad como condición para la acción y creación.
En 1964 viajó a Francia, obtuvo allí el Premio a Artista Extranjero en el Salón Femmes Peintres Scupteurs y regresó a Argentina.
Desde entonces, al igual que otros jóvenes artistas, Orensanz formó parte de la renovación estética que desde mediados de los años 60 comenzó a desarrollarse en el campo artístico del país. Participó en varias ediciones del Premio Braque, obteniendo esta distinción en 1968. Año en el que también integró la muestra "Obras de París y Buenos Aires", organizada por el Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella. Espacio de promoción y circulación de aquellas propuestas vanguardistas. Participó en importantes muestras colectivas tales como: "Nuevas técnicas y materiales", en el Museo Nacional de Bellas Artes, en 1969, “Experiencias Visuales", y “Arte de Sistemas", la mayor exhibición internacional de arte conceptual realizada en el país. Ambas en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en 1971.
Con la Beca Francisco Romero se instaló en Roma en 1972. Sus pinturas plasmaron entonces una reflexión sobre la ciudad, el vínculo con la naturaleza y la planificación de la vida cotidiana. Un año más tarde se trasladó a Milán. Participó en “Eros come linguaggio”, muestra paradigmática en su carrera donde presentó Eros. Obra compuesta por doce reflexiones que reflejan su interés por el aspecto social del ser humano, desde una perspectiva más humanista que política.
Entretanto, la cercanía geográfica con Carrara fue un impulso para que la artista comenzara a desarrollar una importante línea de trabajo a partir del mármol que realizará por décadas. Piezas encontradas, trozos elegidos al azar que, al igual que su producción pictórica, se plagan de escrituras, fórmulas matemáticas y físicas, elementos naturales y utilitarios cotidianos, creando sistemas de señalización simbólica.
En 1975 Orensanz se radicó definitivamente en París y en 1978 escribió Fragmentismo. Texto en el que plasmó su visión tanto del mundo como de su arte y que, junto con el menifiesto Eros, operó como marco de referencia para su práctica artística a lo largo de su trayectoria.
Durante las décadas siguientes, la artista continuó su trabajo a través de medios muy diversos. Fotografía, instalación, video y libro de artista fueron algunos de ellos. En este contexto cabe destacar sus obras monumentales, emplazadas en diversas ciudades del mundo. Camino que inició en los años 80.
Su obra ha sido exhibida en Francia, Alemania, Bélgica, Inglaterra, Dinamarca, Suiza, España, Japón, Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia, Nicaragua y Estados Unidos. También integra importantes colecciones públicas y privadas: Centre Georges Pompidou CNAM, Bibliothèque Nationale, Fondo National d'Art Contemporain (París), Centrum für Kunst, Vaduz ( Liechtenstein), Centro de Documentación de Arte Actual (Barcelona), Centro de Multimedia Internacional, (São Paulo), Museo de Arte Latinoamericano Contemporáneo (Managua).
Obtuvo, entre otros reconocimientos, Prix Aware, Paris, 2020; Chevalier de l'ordre des Arts et des Lettres, 201; Premio Nacional a la Trayectoria Artística, Ministerio de Cultura de la Nación Argentina, 2018; Concurso Parque de la Memoria de Buenos Aires, 1999 y Premio Cubo de Acero 3 Asociación Argentina de Críticos de Arte 1980.