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18.05.23

Borrón y cuenta nueva

Activación de la obra El Aleph afeitado de Marcos Perearnau

Para conversar sobre la reescritura de El Aleph y ensayar nuevas versiones. Actividad sin inscripción previa, por orden de llegada.

El Aleph afeitado, Marcos Perearnau

¿Será una conversación ampliada con amigos editores, Jimmy y Andrés, sobre pintar y borrar como modos de escritura, o versará sobre la exposición del libro como forma de publicación? ¿Me afeitarán literalmente en presencia de Mati, integrante del equipo curatorial? ¿Habrá fotocopias de El Aleph para que cada asistente pueda borrar y hacer de su propia versión un poema visual y exponerlo en el museo? ¡Quién sabe en este país!

La propuesta de la actividad es conversar sobre la reescritura de El Aleph y ensayar nuevas versiones con la participación de quienes asistan.

  • Jueves 18 de mayo
  • 17 horas
  • Actividad sin inscripción previa 
  • Cupo limitado, por orden de llegada

La obra El Aleph afeitado de Marcos Perearnau está expuesta en el museo en el marco de la muestra Esta exhibición puede diferir del original.

 

Sobre la actividad

Hace más de cien años, en 1919, Marcel Duchamp le dibujaba bigotes a una reproducción de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci en una tarjeta postal barata. El título de la obra L.H.O.O.Q es homófono en francés de la frase «Elle a chaud au cul», literalmente «Ella tiene el culo caliente». Después de haber ensayado varias copias en diferentes tamaños y soportes, Duchamp realizó una última versión de la señora ahora sin bigote que llamó L.H.O.O.Q Afeitada.

En este caso, me tomé el trabajo de pintar con corrector líquido, una tinta blanca y opaca que se utiliza para ocultar los errores de escritura en el papel y evitar así escribir todo de nuevo, aquellos textos que el escritor argentino Pablo Katchadjian le había agregado a El Aleph de Jorge Luis Borges. Lo hice sobre las fotocopias de El Aleph engordado, publicado por Imprenta Argentina de Poesía en el año 2009, cuyo original me facilitó gentilmente Victoria Cóccaro.

Debo reconocer que la tarea de afeitar el texto me implicó, como me había advertido el propio Pablo, varias jornadas de peluquería. Pero la contrapartida no fue poca, pude participar del humor y tomada de pelo de ambos escritores. Un escritor (Borges) carga a otro (Daneri), que es cargado por otro escritor (Katchadjian), cargados nuevamente por otro escritor (yo) que en vez de escribir pinta. La cargada se extiende exponencialmente ahora a ustedes. Por mi parte, no me jacto de nada de lo escrito, apenas de aquello que he borrado. Lo que me pintó escribir.