Parabla

Parabla es el título elegido por Mele Bruniard para un fragmento del mural Desde el origen, realizado para el actual Centro Cultural Roberto Fontanarrosa en 1983. Este neologismo ilumina sobre su desvelo por la letra y la grafía en sus aspectos formales, sonoros y simbólicos. 

La exposición enhebra textiles impresos y tacos xilográficos y conduce a una pequeña selección de cuadernos inéditos que revelan el corazón de su modo creativo. 

Curadoras
María de la Paz López Carvajal
Romina Garrido

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El alboroto de los pájaros

Mele Bruniard es una de las artistas más relevantes y representativas de las artes gráficas en Argentina. Su obra ocupa un lugar destacado. Desde sus comienzos participó activamente de la escena, asistiendo al taller de Juan Grela, formando parte de la Agrupación de Grabadores Rosarinos y posteriormente del Grupo Taller. Su fuerte compromiso con el arte se ve reflejado en su incansable y sostenido trabajo, que no solo dio sustento y espesor a su producción, sino que también contribuyó –junto a colegas y amigos– a dar mayor visibilidad a las técnicas gráficas, potenciando su presencia en galerías y salones.

Mele eligió el grabado como medio a partir del cual expandir su imaginario y desplegar sus ideas en obras. El grabado, en sus diferentes formas, ofrece la posibilidad de reproducirse, multiplicarse, y así ampliar su circulación y su capacidad de ser compartido. Por tal motivo, es una disciplina de las más generosas, y por qué no, democráticas.

Por otra parte, la xilografía evoca, en la contundencia de sus contrastes, cierta idea de firmeza, verdad, claridad. Estas cualidades hacen posible imaginar por qué optó por esta práctica como forma de estudio, expresión y experimentación.

Su obra y su oficio fueron su manera de estar en el mundo, con todo lo que ello significa. Con la profundidad de la belleza y la frescura de lo cotidiano, lo enigmático del inconsciente y del mundo de sueños, lo real y lo fantástico, lo exótico y lo doméstico, la fuerza y la fragilidad. Letras como símbolos, palabras y poemas, retratos de figuras de su entorno, especies inventadas de flora y fauna litoraleña son los componentes de una receta singular. Un amplio universo de imágenes como parte de un lenguaje único y propio que la identifica en cada una de sus obras.

Mele es, ante todo, una enorme poeta. Sus poesías se expresan a través de imágenes y de palabras. En sus estampas, junto a plantas y animales, es habitual encontrar textos o expresiones en diferentes idiomas, algunos de ellos –entre otros– pertenecientes a culturas precolombinas. Esto les otorga una carga simbólica aún mayor, y las transforma en portadoras de poderes ancestrales y extraordinarios, y relatos tan fantásticos como cada uno pueda y quiera imaginar. Es frecuente también descubrir su firma, entreverada entre animales, flores y letras, como haciendo piruetas, jugando a las escondidas.

La asombrosa sensibilidad con la que supo interpretar los misterios del universo se manifiesta con ímpetu en imágenes, ritmos, composiciones, contrastes, colores. Su talento para descubrir la magia y el encanto tanto en lo mínimo y cotidiano, como en lo inabarcable de la naturaleza resulta inspirador. No solo porque nos presenta su manera de interpretar el mundo, sino porque también nos confronta con nuestra forma de habitarlo. Su obra es una experiencia profunda, vibrante y sonora, a través de la cual es posible percibir el alboroto de los pájaros, el silencio de la noche, la calidez del sol, y el murmullo de voces y palabras que quedarán resonando en cada uno de nosotros.

 

Laura Spivak, 2024

 

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